TY - GEN
T1 - Conflicto en Ucrania, guerra global
AU - Rodriguez Morales, Federman Antonio
AU - Molano Rojas, Gilberto Andres
AU - Actis, Esteban
PY - 2023/11
Y1 - 2023/11
N2 - Todo acontecimiento internacional suscita preguntas sobre su alcance, tanto temporal como espacial, y sobre la profundidad de su impacto sistémico. En el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania, esta no comenzó en febrero de 2022 con la agresión rusa. Bien puede decirse que hay que remontarse a la anexión de Crimea en marzo de 2014 para situar una temporalidad más precisa. Así, desde una perspectiva más amplia, este conflicto, con intermitencias, no va camino de cumplir dos años, sino una década. En relación con su espacialidad, la nueva escala del conflicto a partir de febrero de 2022 tiene implicaciones globales, no tanto por el escenario de la confrontación —al menos por ahora restringido al territorio de los beligerantes—, sino por las dimensiones del despliegue político y diplomático que ha provocado: el desbordamiento de su impacto en ámbitos que van más allá de la guerra misma en un contexto de policrisis y de riesgos globales densamente interconectados, la intensidad de su proyección en la arquitectura institucional internacional y el papel relevante que para algunos efectos han desempeñado actores no gubernamentales de diversa naturaleza. La de Ucrania puede caracterizarse, entonces, como una guerra global enraizada, multiactoral, multidimensional e híbrida (Malacalza, 2023). Los conflictos bélicos entre grandes potencias han sido la norma de la historia de las relaciones internacionales y han ejercido un papel definitivo en la evolución de la configuración del sistema internacional. Pero la guerra en Ucrania, en la que se involucran las grandes potencias actuales —sin que pueda afirmarse sin reservas que se trata de una guerra vicaria (proxy)—, es algo que parece y puede diferenciarse de las guerras sistémicas, como las gue-rras mundiales, tal como se han producido hasta ahora.
AB - Todo acontecimiento internacional suscita preguntas sobre su alcance, tanto temporal como espacial, y sobre la profundidad de su impacto sistémico. En el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania, esta no comenzó en febrero de 2022 con la agresión rusa. Bien puede decirse que hay que remontarse a la anexión de Crimea en marzo de 2014 para situar una temporalidad más precisa. Así, desde una perspectiva más amplia, este conflicto, con intermitencias, no va camino de cumplir dos años, sino una década. En relación con su espacialidad, la nueva escala del conflicto a partir de febrero de 2022 tiene implicaciones globales, no tanto por el escenario de la confrontación —al menos por ahora restringido al territorio de los beligerantes—, sino por las dimensiones del despliegue político y diplomático que ha provocado: el desbordamiento de su impacto en ámbitos que van más allá de la guerra misma en un contexto de policrisis y de riesgos globales densamente interconectados, la intensidad de su proyección en la arquitectura institucional internacional y el papel relevante que para algunos efectos han desempeñado actores no gubernamentales de diversa naturaleza. La de Ucrania puede caracterizarse, entonces, como una guerra global enraizada, multiactoral, multidimensional e híbrida (Malacalza, 2023). Los conflictos bélicos entre grandes potencias han sido la norma de la historia de las relaciones internacionales y han ejercido un papel definitivo en la evolución de la configuración del sistema internacional. Pero la guerra en Ucrania, en la que se involucran las grandes potencias actuales —sin que pueda afirmarse sin reservas que se trata de una guerra vicaria (proxy)—, es algo que parece y puede diferenciarse de las guerras sistémicas, como las gue-rras mundiales, tal como se han producido hasta ahora.
U2 - 10.12804/revistas.urosario.edu.co/desafios/a.13982
DO - 10.12804/revistas.urosario.edu.co/desafios/a.13982
M3 - Artículo
SN - 0124-4035
VL - 35
SP - 1
EP - 20
JO - Desafíos
JF - Desafíos
PB - Universidad del Rosario
ER -