Resumen
Las medidas implementadas para contener la epidemia de la COVID-19 han afectado a la población en condición de movilidad humana proveniente de Venezuela. El cierre de la economía de servicios y la economía informal afectan directamente su capacidad para acceder a recursos, y las contingencias propias de la emergencia en salud pública han llevado algunos migrantes a tomar la decisión de regresar a su país.
Entre marzo y agosto de 2020, Migración Colombia reportó la salida de 109.874 venezolanos, una variación de -6.2 % según la misma institución, y algunos cálculos estiman que aproximadamente pueden llegar a los 130.000 o 140.000 para diciembre, de mantenerse las condiciones de cierre fronterizo.
No obstante, no se puede pensar que el reto migratorio ha terminado y que los venezolanos han empezado a regresar a su país. Por el contrario, la situación de salud pública en Venezuela es precaria. La opacidad del gobierno de Nicolás Maduro y la falta de comunicación y de relaciones diplomáticas y consulares entre ambos Estados hacen incierto para las autoridades colombianas calcular las dimensiones de la emergencia en salud pública que se están encubando en el vecino país y su impacto en la movilidad humana.
La migración venezolana no se ha detenido, para noviembre de 2020 —según datos de R4V, la plataforma de coordinación para refugiados y migrantes venezolanos— la diáspora venezolana llegó a los 5.448.441 migrantes; para abril, el primer registro, después del cierre de los pasos oficiales de frontera, era de 5.093.987. Este es un crecimiento del 6,5 %, unas 354.454 personas han salido de Venezuela a pesar de las medidas para contener la movilidad internacional en el marco de la pandemia. Así, han salido más del doble de los venezolanos que se estima han regresado, un flujo en doble vía que implica un gran reto para la zona de frontera.
Entre marzo y agosto de 2020, Migración Colombia reportó la salida de 109.874 venezolanos, una variación de -6.2 % según la misma institución, y algunos cálculos estiman que aproximadamente pueden llegar a los 130.000 o 140.000 para diciembre, de mantenerse las condiciones de cierre fronterizo.
No obstante, no se puede pensar que el reto migratorio ha terminado y que los venezolanos han empezado a regresar a su país. Por el contrario, la situación de salud pública en Venezuela es precaria. La opacidad del gobierno de Nicolás Maduro y la falta de comunicación y de relaciones diplomáticas y consulares entre ambos Estados hacen incierto para las autoridades colombianas calcular las dimensiones de la emergencia en salud pública que se están encubando en el vecino país y su impacto en la movilidad humana.
La migración venezolana no se ha detenido, para noviembre de 2020 —según datos de R4V, la plataforma de coordinación para refugiados y migrantes venezolanos— la diáspora venezolana llegó a los 5.448.441 migrantes; para abril, el primer registro, después del cierre de los pasos oficiales de frontera, era de 5.093.987. Este es un crecimiento del 6,5 %, unas 354.454 personas han salido de Venezuela a pesar de las medidas para contener la movilidad internacional en el marco de la pandemia. Así, han salido más del doble de los venezolanos que se estima han regresado, un flujo en doble vía que implica un gran reto para la zona de frontera.
Idioma original | Español (Colombia) |
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Lugar de publicación | Bogotá |
Editorial | Fundación Konrad Adenauer, KAS, Colombia |
Número de páginas | 122 |
ISBN (versión impresa) | 978-958-531471-9 |
Estado | Publicada - 2020 |
Publicado de forma externa | Sí |