Resumen
Durante la última década Colombia ha experimentado importantes transformaciones.
Por una parte, luego de lo que podría denominarse como la década
perdida de seguridad en Colombia (1990 – 2002), el Estado ha logrado mejorar sustancialmente las condiciones de seguridad en el territorio. Ello ha sido posible gracias a la ofensiva contundente desplegada contra los grupos armados
ilegales y la desmovilización y sometimiento (por incompletos e imperfectos
que hayan sido) de algunos de ellos. En segundo lugar, no ajeno a la tendencia
experimentada en toda América Latina, el país disfrutó de una importante
bonanza económica vinculada a la exportación de materias primas, la cual se
tradujo en un mayor crecimiento económico y en la disponibilidad de mayores
recursos que sirvieron para financiar ambiciosos proyectos de infraestructura
y amplios programas de política social. En tercer lugar, la democracia colombiana ha logrado resistir relativamente bien tentaciones claramente populistas a las que han cedido otros países de la región, aunque siga habiendo un largo trayecto por recorrer en materia de fortalecimiento y calidad de las instituciones e imperio de la ley. Como consecuencia de lo anterior se ha logrado disminuir significativamente la violencia asociada a los grupos armados organizados (y que afectaba especialmente a la población civil); se ha registrado una inédita reducción de la pobreza y ha aparecido de una clase media emergente aunque vulnerable; y con todas sus debilidades, el Estado colombiano ha podido asumir apuestas ambiciosas como su incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y liderar iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Por una parte, luego de lo que podría denominarse como la década
perdida de seguridad en Colombia (1990 – 2002), el Estado ha logrado mejorar sustancialmente las condiciones de seguridad en el territorio. Ello ha sido posible gracias a la ofensiva contundente desplegada contra los grupos armados
ilegales y la desmovilización y sometimiento (por incompletos e imperfectos
que hayan sido) de algunos de ellos. En segundo lugar, no ajeno a la tendencia
experimentada en toda América Latina, el país disfrutó de una importante
bonanza económica vinculada a la exportación de materias primas, la cual se
tradujo en un mayor crecimiento económico y en la disponibilidad de mayores
recursos que sirvieron para financiar ambiciosos proyectos de infraestructura
y amplios programas de política social. En tercer lugar, la democracia colombiana ha logrado resistir relativamente bien tentaciones claramente populistas a las que han cedido otros países de la región, aunque siga habiendo un largo trayecto por recorrer en materia de fortalecimiento y calidad de las instituciones e imperio de la ley. Como consecuencia de lo anterior se ha logrado disminuir significativamente la violencia asociada a los grupos armados organizados (y que afectaba especialmente a la población civil); se ha registrado una inédita reducción de la pobreza y ha aparecido de una clase media emergente aunque vulnerable; y con todas sus debilidades, el Estado colombiano ha podido asumir apuestas ambiciosas como su incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y liderar iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Título traducido de la contribución | A transformative governance agenda for Colombia |
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Idioma original | Español (Colombia) |
Título de la publicación alojada | Colombia: Encrucijadas y Perspectivas. Una agenda para el avance institucional y el desarrollo |
Editores | Andrés Molano Rojas |
Lugar de publicación | Bogotá |
Editorial | Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga |
Páginas | 17-40 |
ISBN (versión impresa) | 978-958-58076-5-5 |
Estado | Publicada - 2016 |